29 abril 2013

OFENSIVA Y CONTRAOFENSIVA MEDIÁTICAS



Se ha concretado la tercera marcha opositora con una importante cantidad de personas, aunque posiblemente menor que la del 8 de noviembre. Clarín adultera los números largando la insólita cifra de 2.000.000 de personas en todo el país (editorialista Ricardo Roa, página 3, Clarín del 20-04-2013), que entra en coalición con las volcadas por el medio en cada uno de las ciudades y lugares donde se concentraron los manifestantes, que no alcanzan a la cuarta parte. Mauricio Macri, quien nunca estuvo en una marcha y que se animó a convocarla pero no a concurrir, con su ligereza habitual afirmó que fue la más importante de la historia argentina, coincidiendo no casualmente con la cantidad que da el medio al cual responde y el que lo protege y presenta como una de las alternativas.
Con prescindencia de la cantidad de concurrentes, una concentración de la magnitud de la realizada y su distribución geográfica amplia, es un hecho político de significación.
La marcha, como las anteriores, tuvo una composición de distintas franjas de la clase media, posiblemente las más favorecidas durante esta década, con un alto grado de crispación y agresividad. Son motivos ideológicos los que pesan en la protesta, mucho más que económicos, que tienen origen en una educación colonizada a la que riega diariamente la prédica mediática, cultivando prejuicios centenarios. En las pancartas se observaron slogans y preocupaciones sobre las que martillan los medios dominantes. Junto a ellas hay banalizaciones imperdonables, como que están privados de libertad mientras participan en una manifestación opositora sin ninguna posibilidad de ser reprimida como  no sucedería en un país que usan como ejemplo a seguir tal como Chile. Por eso es reconfortante ver mujeres que superan generosamente las seis décadas, que acuden a manifestaciones por primera vez, así como familias con hijos pequeños que pueden expresarse afortunadamente con una libertad que hemos ganado, aunque algunos de los que la disfrutan lo hacen afirmando que viven en una “diktadura” igual o aún peor que la genocida establishment- militar. En la contribución de la construcción de esa banalización inadmisible, participan tanto la doctora Elisa Carrió (entre otros políticos de lengua ligera) como los columnistas de los medios dominantes que practican un periodismo superlativamente militante e intelectuales que extraviaron su intelecto entre las malezas del odio.
La marcha de septiembre tuvo como eje la oposición a la reelección, la protesta por la restricción a la compra de dólares, la defensa de la constitución y la inseguridad; la de noviembre, la inflación, la libertad de prensa y la corrupción; y esta tercera el no a lo que el gobierno denomina la democratización de la justicia, la defensa del poder judicial,  y fundamentalmente la corrupción.
Todas las movilizaciones tienen un fuerte contenido antipolítico, y al mismo tiempo la exteriorización de una multitud opositora huérfana de representación política. También un generoso muestrario de prejuicios a la asistencia social de los más débiles; a éstos les contesta el periodista Gabriel Fernández: “Hay que ser muy poca cosa para objetar la asistencia. Para, en lugar de observar el propio desarrollo y potenciar los desafíos personales, hurgar en el ingreso mínimo de los más relegados. La historia es larga: el piso de parquet, en las villas no pagan la luz, el camión y el choripán. El frustrado critica a nuestros pibes, que fueron a ofrecer su corazón a los inundados. Sin ayudar a nadie nunca jamás en su vida, el frustrado no piensa rechazar los subsidios a los servicios públicos y al transporte.” 
El politólogo Edgardo Mocca en un análisis profundo y minucioso resume que: “Libertad, seguridad y ética pública podría resumir la carta orgánica de la manifestación.”  Con relación a la primera afirma: “Es altamente probable que la presión impositiva, las retenciones agrarias y las regulaciones estatales a la banca y a las finanzas hayan tenido una presencia simbólica más importante en el reclamo de libertad que las restricciones a la plena libertad que suponen la existencia de monopolios económicos, matufias judiciales y policiales y corporaciones cerradas a la mayoría del pueblo.” Con relación a la ética pública escribió: “Esta cuestión tiende a construir una amalgama de significación entre el “Estado que interviene” y el “Estado que roba”. Los megaescándalos desatados por los grandes medios de comunicación tienden -con independencia de los resultados concretos- a validar el prejuicio de que somos robados por la política.” 
Superando sus prejuicios, el gobierno debería analizar las causas: una mezcla de sus aciertos y errores que han originado la existencia de un escenario que ha hecho posible que se hayan  concretado  tres manifestaciones multitudinarias en nueve meses. A su vez los manifestantes tienen la contradicción de descreer de la política y clamar por una representación que suelen ver como una unión opositora, la que  tiene poco de alianza y mucho de un amontonamiento cercano a un contubernio. Podrían alegar que el Frente para la Victoria tiene componentes contradictorios e incluso antagónicos, pero con la diferencia fundamental que su base de sustentación implica un piso fijo y convencido de entre un 30 y un 35%, con una conducción reconocida y aceptada, con un direccionamiento claro y una capacidad de iniciativa y de propulsar propuestas que reducen a la oposición política a ser comentaristas de la realidad y a los medios dominantes que la articulan a redoblar sus esfuerzos opositores hasta llegar a incluir, en algunos casos, métodos desestabilizantes.
El único elemento aglutinante de la protesta es su oposición al gobierno, que es un argumento para concretar una manifestación pero nunca un programa para gobernar. Si la Alianza de 1999 es el ejemplo más cercano pero ya distante, el grupo legislativo “A” que conformaron las fuerzas opositoras surgidas de la elección legislativa del 2009, reveló una ineficacia parlamentaria extrema que trasladada eventualmente al ejecutivo, nos precipitaría a una crisis de dimensiones incalculables.    

OFENSIVA MEDIÁTICA 

El gobierno perdió su conflicto con las patronales del campo, cuando en julio del 2008 fue derrotado en la votación en el Congreso con el conocido voto de desempate del Vicepresidente de la Nación. Al año siguiente, el gobierno con su as de espada Néstor Kirchner perdió en la Provincia de Buenos Aires con un cuatro de copa como Francisco de Narváez. El grupo Clarín y todos sus medios jugaron un papel importante para que el gobierno sufriera una derrota legislativa y parcialmente electoral, porque el Frente para la Victoria obtuvo una victoria esmirriada a nivel nacional. Fue entonces que Néstor Kirchner y Cristina Fernández  concibieron  una contraofensiva política de medidas audaces junto a un cambio en la comunicación. Así nace 6-7-8, el 6 de abril del 2009, que fue la contraofensiva del gobierno a las huestes de Magneto. Su aparición fue un poderoso impacto, con un manejo de archivo que al ilustrar visualmente la crítica de los medios dominantes, con sus falsedades y contradicciones, abrió un amplio campo de esclarecimiento y erosión de los mismos. Las huestes kirchneristas que se encontraban desmovilizadas luego de las dos derrotas y con la sensación que el antikirchnerismo era mayoritario, se reagruparon con la importe bajada de línea del programa al tiempo que se enamoraban nuevamente con medidas profundas que iban desde la estatización de las AFJP y la asignación universal por hijo al matrimonio igualitario y a la identidad de género.  Salieron a la calle y recuperaron su dominio que habían compartido durante el conflicto campestre.

CONTRAOFENSIVA  MEDIÁTICA

El grupo Clarín se encontraba acorralado. Disminución significativa de las ventas, la pérdida de la televisión del fútbol, la ley de medios y su desinversión pendiente como espada de Damocles, los juicios por Papel Prensa, la reelección de Cristina en el 2011 y la pulverización de la oposición, marcaba un horizonte complicado. Entonces elucubraron la jugada de contratar a uno de sus críticos más severos, como hasta entonces había sido Jorge Lanata, que estaba enfermo y en un declive importante,  pero  dispuesto  a  recuperar protagonismo incendiando lo mejor de su pasado. Fue la contratación de un multimedio en caída con un periodista que parecía que no encontraba ubicación en el escenario político kirchnerista. Vegetaba por entonces sin repercusión ni audiencia en el canal 26.  Empezó en Radio Mitre con “Lanata sin Filtro”, el  6 de febrero del 2012 y en televisión con “Periodismo para Todos” el 15 de abril del año pasado.
La falta de escrúpulos de Lanata, su capacidad de showman, sus denuncias estruendosas y muchas veces con argumentaciones débiles, la falta de programas políticos en la televisión abierta, el recurrir a un discurso fuertemente antipolítico, sintetizado en el slogan publicitario televisivo: “Los políticos (sólo los del gobierno nacional) deberían saber que todo en la vida vuelve”, que es a su vez un  claro ocultamiento de escamoteo del poder económico al que presta sus servicios que intenta disimular bajo su autocalificación de periodista a secas,  el convertirse en vocero de las franjas mayoritarias  de clases medias que detestan al gobierno, lo han convertido en la mejor espada de Clarín y del establishment en general.
Su influencia en las tres movilizaciones opositoras es indudable. Los que desde la importante base social del menemismo en los noventa, lo puteaban y descalificaban, lo han convertido ahora en su mentor de cabecera. Sin embargo hay un hilo conductor que une a los dos Lanatas: su sesgo antipolítico, el creer que el periodista es más importante que los protagonistas políticos, que llevaría al absurdo de considerar que el que relata un gol es más importante que el que lo hace; su eje en la corrupción política como la mirrilla única y excluyente de su análisis que le impedía  en los noventa advertir que lo central era el remate del país. Nadie definió con más precisión a este periodismo que el periodista y escritor venezolano Emilio Modesto Guerrero quién afirmó: “El lanatismo es la enfermedad infantil del periodismo.” 
Lanata es el periodismo más militante y sesgado de la actualidad, cosa que envuelve infructuosamente con su autopromoción de periodista a secas. Sólo su impunidad declamativa regada por una retahíla de insultos cuando es cuestionado, puede sostenerla después de haber editorializado en Radio Mitre el 24 de marzo:  “…. Hay que lograr en las urnas que esta gente se vaya. Tenemos que sacar a esta gente votando a otra gente, pero esta historia no da para más. Que pierdan una vez el inconmensurable poder que tienen y que nos está haciendo mierda. Hay que cambiar”. Voy a hacer todo lo posible para que eso pase y yo les pido que hagan todo lo posible ustedes también.”
En ese sentido representa con la potencialidad que le da tener a su disposición la totalidad de la estructura del multimedios más poderoso, como la contraofensiva de éste, a la jugada que realizó oportunamente el gobierno con 6-7-8.  
Es fácil de pronosticar que se seguirá golpeando sobre hechos de corrupción en donde el gobierno tiene flancos débiles y por los cuales debería ser el primero preocupado en depurar, cosa que hasta ahora ha mostrado una despreocupación que alienta las sospechas, junto con la neutralización de los organismos de control.  Que los empresarios argentinos fuguen capitales e incluso laven dinero es un descubrimiento tan original como denunciar que en un prostíbulo no hay trabajadoras vírgenes. Que eso se realice con cobertura, complicidad y sociedad con el gobierno es otro cantar y está pendiente de demostración con pruebas ante la justicia y no meramente ante las cámaras. Pero el tema queda instalado en el inconsciente colectivo, con lo que el objetivo está ampliamente logrado. La expresión “no la cuentan, sino  que directamente la pesan”, referida al dinero fugado, es posible que quede como una frase que haga carrera. Hay alguna parte de las denuncias formuladas por Lanata que tienen- prima facie- cierto grado de consistencia y que no pueden no ser aclaradas. Las mismas tienen un objetivo perentorio de evitar las reformas judiciales propuestas, para lo cual debe quedar claro que las mismas son efectivamente un intento serio de democratizar la justicia y no una coartada para proteger a funcionarios y empresarios amigos  sospechados.
Cierto deterioro de la situación económica,  variables desaliñadas difíciles de solucionar, junto con la acumulación de denuncias de corrupción,  sumado a una falta de explicitación clara de cómo influyen las reformas judiciales  en la vida cotidiana de los ciudadanos,  es un coctel de una potencialidad difícil de mensurar. El gobierno no puede mirar para otro lado a riesgo de ir a la cola de los acontecimientos y ser presa de las turbulencias que ya están y de las que se avecinan.

 OFENSIVA Y CONTRAOFENSIVA MEDIÁTICA
Si el gobierno mantiene o recupera la iniciativa y avanza en aspectos económicos y sociales, aclara puntos oscuros, desplaza a funcionarios  que hace mucho han cumplido su ciclo, las jugadas mediáticas terminan siendo fuegos artificiales. Reitero los párrafos finales de mi nota “Ofensiva y contraofensiva” de abril: “El escenario está dado. Hay una creciente irritación y saturación en los sectores medios, muy beneficiados durante la década, junto al desgaste natural de más de 10 años.  El gobierno deberá  estar muy atento, no subestimar el embate, y  movilizar todos sus recursos y fuerzas para neutralizar la contraofensiva opositora. No perder la iniciativa, ampliar sus alianzas y depurar muchas impurezas que empiezan a pesar con mayor intensidad cuando pasa el tiempo.
Tal vez resulte oportuno recordar una frase del líder campesino mejicano Emiliano Zapata: “El que quiera ser águila que vuele, el que quiera ser gusano que se arrastre, pero que no grite cuando lo pisen.”


21-04-2013
Hugo Presman. Todos los derechos reservados. Para publicar citar fuente.      


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2 comentarios:

  1. se debe tomar la iniciativa, estamos atajando centros y penales..

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  2. En tu diagnóstico falta algo, Hugo, y es el rol de los blogs Nac & Pop desde fines de 2007 hasta abril de 2009, cuando surge 678. Básicamente durante la crisis de la 125, los blogs fueron una infantería insoslayable, la primera línea de defensa ante la sedición sojera. Hay decenas de ejemplos que lo prueban, decenas de artículos en los medios "legales" choreados a los blogs, etc. Luego, recién luego, y al calor de la experiencia bloguera surgiría 678, que a esta práctica le pondría volúmen televisivo.

    A propósito, estás invitado, el 3 de mayo a las 19.00 en el stand de Tucumán de la Feria del Libro, a la presentación del libro de Aldo Jarma sobre la historia del movimiento bloguero.

    Un abrazo con el respetoy admiración de siempre

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