16 enero 2012

SINTONÍA FINA O PROFUNDIZACIÓN



Los que amamos la radio nos resulta familiar la expresión “sintonía fina”. Una vez ubicada la emisora que queremos sintonizar, algunas radios poseen un botón adicional que permite mover el dial en forma finita, tendiendo a obtener la mejor audición. Si se desmenuza la expresión, se puede observar  que se hace sintonía fina una vez alcanzada la meta que es la ubicación aproximada de la emisora buscada. A partir de ahí se empiezan a realizar las aproximaciones milimétricas para que el oído reciba un sonido límpido.
El gobierno, fundamentalmente después de las elecciones, ha incorporado esta expresión como forma de transmitir que es necesario efectuar algunas correcciones sobre las metas alcanzadas.
Si se analiza con detenimiento, la sintonía fina parece contradictoria y en algunos aspectos antagónica con la también reiterada y hoy parcialmente abandonada de “la profundización del modelo”. Mientras la sintonía fina implica un alto para presuntamente perfeccionar u optimizar lo alcanzado, la profundización del modelo es una expresión difusa que permite agregarle contenidos diversos, de diferente profundidad, conforme la imaginación y los deseos del receptor. En una primera aproximación, puede decirse que la sintonía fina es una foto a la que se intenta realizarle un fotoshop, mientras que la profundización es una película con un horizonte sujeto a la imaginación e interpretación de quien la enuncia; ello partiendo del concepto  que el “kirchnerismo” es el intento de un desarrollo capitalista con fuerte presencia del Estado y regulación del mercado, con adscripción a políticas económicas keynesianas que implican potenciar el mercado interno, la realización de fuerte inversión en obras públicas, la inclusión creciente de la población, el mejoramiento en la distribución del ingreso y la concepción ideológica de considerar el gasto social como una inversión y la firme convicción de descriminalizar la protesta social. En política exterior, una firme vocación de reconstruir la gran nación latinoamericana.
A la luz de esta definición, analicemos las medidas tomadas a partir del 10 de diciembre, teniendo de fondo una crisis internacional de una envergadura colosal. 
Profundizan el modelo el estatuto del peón rural y la ley de tierras que limita la posesión de las mismas en manos de extranjeros. Se acentúa lo hecho con anterioridad en materia de desmonopolizar la fabricación de papel y los pasos dados en lo referente a Papel Prensa. Se inscriben como positivas pero sujetas a analizar su implementación, el retiro segmentado de los subsidios a la luz, el gas y el agua. Se observa como un retroceso procíclico, la puesta en disponibilidad de empleados públicos en provincias alineadas políticamente con el gobierno e incluso  medidas en el mismo sentido en la administración central. Se considera positivo un control de las importaciones, siempre y cuando el análisis sea económico y racional y no meramente apuntando a la conservación de las reservas. Si no es así, lo que se obtiene por un lado (conservar divisas) se pierde en recaudación si se afecta la actividad económica y el consumo interno. Se adoptaron medidas efectivas en el corto plazo para desalentar una fuerte corrida cambiaria. Se estableció la obligación, tardía pero inobjetable, de liquidación obligatoria de las exportaciones de las mineras y petroleras, beneficiadas con exclusiones absurdas. El complemento inmediato debe ser un tope a las remesas de utilidades, ya que de lo contrario la correcta medida  puede ser burlada en un procedimiento más prolongado.  Se sancionó una ley antiterrorista que establece una nube de preocupación sobre su aplicación. Los argumentos usados (que se la sancionó a pedido del GAFI -Grupo de Acción Financiera Internacional-), parece una concesión fuerte al concepto de soberanía esgrimido hasta aquí por el gobierno, al tiempo que parece  onerosa si es condición inevitable  para permanecer en el G-20. Se podría aducir que se puede ir por la criminalización de la protesta social y afectar ciertos derechos individuales con la legislación anterior vigente y no se ha hecho. En ese sentido si a la legislación antiterrorista se la esteriliza y se mantiene la presencia internacional del máximo nivel, el costo simbólico es menor que el beneficio internacional. Pero lo que hoy se puede dejar latente, los avatares y recambios políticos la pueden volver una potente espada de Damocles.

ALIANZAS POLÍTICAS 
 Más allá de las medidas comentadas, es fácil de percibir un intento de cambiar  la relación de fuerzas en la versión actual del kirchnerismo que es el “cristinismo”. Hay un intento de seducción de los sectores empresariales y un desplazamiento de los sectores sindicales representados por la CGT de Hugo Moyano al tiempo que se incrementa la presencia, favoritismo y ubicación en lugares de poder de “la Cámpora”. La potencialidad transformadora en la Argentina está conformada en la alianza plebeya de los obreros y franjas importantes de las clases medias, con mucha presencia juvenil, a lo que se suman en la actualidad organizaciones sociales y organismos de derechos humanos. Todo lo que debilite la solidez de esta alianza, tiende a poner obstáculos para la profundización de lo realizado en estos ocho años. 
El grupo de intelectuales de apoyo al gobierno agrupados en Carta Abierta lo ha expresado claramente en su documento número 11: “El grupo que hoy conduce la CGT   se templó en la resistencia de los años 90; y desde el 2003 para aquí articuló alianzas al tiempo que sostuvo la mejora de los salarios y la ampliación de derechos…..Es inimaginable que los trabajadores argentinos y sus representantes sindicales elijan el camino de la reacción arrojándose a los brazos de aquellos que hasta ayer se decían sindicalistas para defender intereses patronales o para actuar como emisarios de la corrosión de la legitimidad institucional…”
Todo intento de prescindir de algunos de los protagonistas fundamentales de la alianza plebeya pone al gobierno en una situación de debilidad ante el establishment local y para enfrentar los coletazos de la crisis internacional. La débil y poca esclarecida burguesía nacional tiene un lugar, pero sería suicida confiar en ella como sostén de un gobierno que avance y profundice  lo realizado.
Es posible que este enfriamiento de la relación con la CGT, tenga por objeto limar a Moyano y disciplinarlo, avanzando sobre algunos emprendimientos empresariales y cuestiones judiciales que implican flancos débiles del dirigente camionero.   
La potencia del 54% de los votos obtenidos por Cristina Fernández es una condición necesaria pero no suficiente si se carece de la articulación organizativa que permita dar cauce  formal a  millones de voluntades individuales.
Con cierto escepticismo no carente de realismo, el ensayista José Pablo Feinmann declaró a la revista Debate del 24 de diciembre: “Que nadie se confíe. No hay 54%. ( Sectores) de la clase media votó a este gobierno para seguir veraneando, para seguir teniendo coches cero kilómetro, para seguir comiendo en los buenos restaurantes, porque se dio cuenta que este Gobierno era el único que podía conducir el país. Algunos se preguntan: ¿Cómo puede ser que primero votó a Macri y después a Cristina? Para los porteños, Cristina es la que le va a permitir seguir haciendo guita, y Macri el que les va a brindar seguridad para disfrutarla”.         
SINTONÍA FINA Y PROFUNDIZACIÓN
La verdadera sintonía fina se obtiene en realidad, profundizando  las rupturas en relación a los noventa, desde el territorio firme de las discontinuidades concretadas.
Reforma impositiva, reconsideración de la situación actual de la minería y la sojización, reforma financiera y de la Carta Orgánica del Banco Central, estatización del comercio exterior, modificación de la ley de inversiones extranjeras estableciendo un límite razonable a la remesa de utilidades y dividendos, modificaciones sustanciales en el sistema de salud, intensificación en los programas de construcción de viviendas, inversiones significativas en ferrocarriles, batalla integral contra la pobreza y la indigencia, son algunos de los capítulos a acometer en los próximos cuatro años para profundizar el modelo y mejorar la sintonía fina.
Los procesos políticos transformadores tienen la misma dinámica de andar en bicicleta. Si se deja de pedalear, mucho más allá de lo posible y eventualmente necesario, el ciclista pierde el equilibrio. La sintonía fina es para analizar y mejorar el pedaleo realizado, pero seguir marchando para cumplir nuevos objetivos transformadores es la profundización. Para continuar la marcha se requiere fomentar la presencia de cuadros y militantes políticos que aporten y que no sean meros ejecutores de instrucciones, en la configuración de una organización política de soporte de los avances conseguidos y de los que se deberán encarar.
Simultáneamente a afinar lo hecho, hay que abordar lo faltante y desprofundizar lo equivocado.
El tiempo aclarará cual es el camino que se transitará. 

13-01-2012  
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